El circuito de São Paulo, también conocido como el Gran Premio de Brasil desde 1972 (alternándose en determinados años con el trazado de Jacarépagua) es uno de los más cortos del calendario con 4.309 metros de longitud.

Dicho recinto también es, posiblemente, el que posee más altura sobre el nivel del mar (por encima de 700 metros) lo que convierte en un factor determinante para encontrar la carga aerodinámica óptima.

Tomando en cuenta su diseño se trata de un trazado muy exigente, complejo y técnico con características que hacen denotar su antigüedad. Una de las grandes dificultades para los pilotos son, los continuos cambios de pendientes y superficies, ya que el primer diseño del antiguo circuito de São Paulo data de 1940, de manera que presenta que presenta un asfalto más bacheado.

La recta de meta del trazado brasileño también es otro de los puntos más interesantes ya que se entra en ella a una velocidad alta, tras un par de curvas rápidas que se hacen en plena aceleración, lo que provoca que se vean numerosos adelantamientos en la primera apurada de frenada justo después de alcanzar la velocidad máxima de unos 320 km/h.

El circuito de São Paulo tiene 15 curvas (10 a izquierdas y 5 a derechas) y es uno de los pocos en los que se corre en sentido contrario a las agujas del reloj. La carrera esta programada a 71 vueltas.